Voy por los senderos del bosque encantado con la luz que titila en el fondo callado, y el susurro del viento que trae dulces notas, y el eco de la vida, un canto a mi lado.
Las hojas que caen de los grandes tilos, al sol de la tarde que las vuelve amarillas, y el río que murmura a través de su curso, y el mágico canto que en su lecho brilla.
El cielo es el espejo de místicas luces, y en su danza dorada se lleva mis penas. La naturaleza entera abraza mi ser, y en su andar silencioso nunca hay soledad.
- Esteban Echeverría